jueves, 16 de abril de 2015

Cuando las transiciones se hacen largas

Ayer fue mi primer día como nanny de un niño que tiene un trastorno muy complicado de sobrellevar, Trastorno de Procesamiento Sensorial. Como ya expliqué en otra entrada (que podéis ver aquí) se trata de un trastorno difícil de diagnosticar y también de corregir, por lo que a las nannys se nos complica el asunto.

Nunca antes en mi vida me había sentido casi indefensa ante un niño de 6 años y siempre me he jactado de mantener la compostura hasta el final, ya sea mediante técnicas pedagógicas actuales como usando técnicas algo tradicionales.

El caso es que ayer por la tarde el niño empezó, sin motivo aparente, a comportarse de una manera totalmente inaceptable: faltas de respeto, desobediencia, amenazas, etc. Es cierto, que lo normal es que dejemos a los niños hacer cosas sin una rutina marcada y estricta, pero los niños con este trastorno necesitan tener una rutina muy estricta y por lo tanto yo también debo serlo para que no haga lo que hizo ayer.

                                   

La verdad es que me quedé muy sorprendida ante la avalancha que se me venía encima y fue muy difícil para mí mantener la compostura, ya que el niño me estaba dando por todos los costados. Desde luego una tarde eterna y dolorosa, y digo dolorosa porque creo que nadie, y menos un profesional de la educación, se sentiría a gusto con una situación en la que no te queda más remedio que levantar la voz.

Trabajar a contrarreloj no es fácil, pero puede hacerse y lo que tengo claro es que no me voy a dejar llavar a su terreno y conseguiré que me respete.

Al menos conseguí el respaldo de los padres y eso es tranquilizador, ya que muchas veces los padres son una de las causas por las que las niñeras no obtenemos resultados. Los padres deben reforzar las cosas que nosotras enseñamos así como nosotras reforzamos lo que ellos hacen. 

Finalmente, he decidido poner en práctica la economía de fichas y alguna técnica de relajación, a ver si así consigo que las cosas vayan por otro camino y sea más llevadero para todos.




Lo bueno de un día como el de ayer es haber llegado a casa y encontrarme unos bombones, unas palabras preciosas y reconfortantes y unos brazos en los que pude echar fuera todo lo que me hacía mal dentro :)

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